Joan González de Madrid, escribano público de Madrid

Joan González de Madrid, era hijo, quizás el primogénito, del escribano público Alfonso González documentado como escribano del concejo madrileño en la primera mitad del siglo XV, a quien su hijo sucedió en el oficio de escribano del Concejo. Unos meses antes de la muerte de su padre en 1477. Joan debió seguir la práctica habitual de ayudar a su padre en su oficio, lo que facilitaría, sin duda, el reconocimiento de su labor por parte del Concejo. A este fin es muy interesante la lectura de la carta de donación que, en 1468, Alfonso González otorgó en favor de su hijo Rodrigo de Madrid; el escribano, quizás para igualarlo con sus hermanos, como se deduce del testamento que en 1459 realizó su madre: le cedía casa en Madrid, tres aranzadas y media de majuelos, una cuba, tres tinajas, cuatro mil maravedíes en dinero y once mil por su casamiento A la trayectoria profesional del iniciador de la saga,

Alfonso Gonçález casó con Blanca Rodríguez y tuvo cuatro hijos: Joan, el primogénito que heredó la escribanía, Pedro, Catalina y Rodrigo. Sobre lo acomodado de su condición nos da una precisa idea el testamento de la madre fechado en 1459: «Mando que, por quanto al tiempo que casó catalina gonçalez mi fija, el dicho Alfonso gonçalez, mi marido, e yo la dimos en axuar y dineros e en una casa tienda veynte e tres mil maravedis,e asi mesmo dimos el dicho mi marido y yo a Joan Gonçalez, mi fijo, al tiempo que casó en paños e joyas para su muger e una mula e ciertas vinnas e heredat de tierras de pan levar en la torre del campo e en otras cosas fasta veyntee dos mill maravedis. E asi mesmo al teimpo que casamos el dicho Alfonso Gonçalez e yo (…) le dimos pannos e joyas para su muger e en una en en una huerta e tierras de pan levar en Canyllas e en un majuelo a la cuesta, en contia de quinçe mill maravedis. Mando al dicho Rodrigo mi fijo sea igualado con los dichos mis fijos de más e allende esta mejora que le yo hago…» 

El nombramiento de escribano del Concejo era vitalicio, y como tal ejerció Joan González hasta por lo menos 1487; no obstante, desde años atrás, se ayudaba de su sobrino, Antón Dávila, quien, presumiblemente a falta de hijos varones y tras ser nombrado escribano público y del número en 1484, tras eficaces gestiones de su tío ante el Concejo, le sucedió en el oficio, que desempeñó hasta bien entrado el siglo XVI. Su sucesor debía ser un pariente cercano; con lo que la transmisión del oficio, previo desempeño de la ayudantía, fue una práctica reiterada85, pues Gaspar Dávila, sin duda pariente de Antón, quien hacia 1520-22 aparece como escribano del número de Madrid, y como escribano del Concejo de la Villa

 El oficio de escribano en Madrid tenía asignado un salario anual, que pasó de quinientos maravedíes en 1398 a tres mil hacia 1480 hasta alcanzar los cinco mil a finalizar el siglo XV. El Concejo también se ocupaba de retribuir al ayudante del escribano con dos mil maravedíes de media anual. A este salario debían añadirse derechos a percibir por los actos documentados que ante él pasaban[1].

El escribano del concejo: semblanza de un oficio municipal en el Madrid de los Reyes Católicos. Carmen Losa Contreras, 2010. Alfonso, P. Rábade. Un letrado en el Madrid del siglo XV: el escribano Alfonso González, 1994.


[1] Carmen Losa Contreras. El escribano del concejo: semblanza de un oficio municipal en el Madrid de los Reyes Católicos. Anuario de la Facultad de Derecho,2010.

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