Las Casas Colgadas de Cuenca del siglo XV al siglo XXI
El Museo de Arte Abstracto Español ocupa buena parte del conglomerado arquitectónico conocido como las Casas Colgadas[1].
Las que ahora denominamos Casas Colgadas son las únicas que mantienen en la actualidad el recuerdo de la cornisa edificada de San Martín
Los documentos del primer tercio del siglo XX, referentes al proceso de compra por parte del ayuntamiento conquense y a la posterior demolición-reconstrucción de buena parte de la manzana, aluden a dos propiedades diferenciadas.
Teniendo siempre en cuenta las traseras a la hoz, las dos fachadas de la derecha, retranqueadas notoriamente una respecto de la otra, definen una misma vivienda, la que adquiere el ayuntamiento en 1905 como número 16 de la calle de los Canónigos y que se nombra como de la bajada a San Pablo.
Las dos restantes conforman otra vivienda, con dos casas unidas como mínimo desde finales del siglo XVII. Se trata del número 14 de la calle de los Canónigos, que compra el ayuntamiento en 1926. Es la Casa de Cañamares, de los Escudos de Cañamares por lo escudos heráldicos suyos que todavía podemos ver.
Conocemos los nombres de las familias que habitaron las Casas Colgadas durante casi medio milenio.
A mediados del siglo XV eran propiedad de Ferrando de Madrid que formaba parte de la oligarquía concejil de la ciudad de Cuenca.
Antes de 1469, consta como su dueño el licenciado en decretos Gil Ramírez de Villaescusa, arcediano y canónigo de la catedral de Cuenca[2]. En ese año ya habían pasado a manos de sus herederos.
Pero el personaje histórico fundamental en relación con las Casas Colgadas es el bachiller Gonzalo González de Cañamares[3], canónigo asimismo de la catedral desde al menos 1481 hasta 1528, año de su fallecimiento[4].
Le pertenecieron todas las casas a las que ahora damos el nombre de Casas Colgadas, y vivió en ellas.
Estaban vinculadas con la dotación de la capilla de Santa María y Todos los Santos que había fundado en la girola de la catedral.
Gonzalo González de Cañamares en 1508 funda el colegio de Nuestra Señora y Todos los Santos, o de Monte Olivete, en la Universidad de Salamanca[5]. En 1508 fundó de su peculio en Salamanca[6]un colegio para instrucción de clérigos, con la misma dedicación de la capilla fundada, conocido después vulgarmente como de Monte Olivete. El 14 de abril de 1518 pedía licencia al Cabildo “para ir a visitar e proveer un Colegio e casa para estudiantes en la çibdad de Salamanca que ha fecho, por ser cosa pía e útile e provechosa”. Parece que mas que fundador es su primer rector. El error se debe a que algunas Bulas de concesión de Beneficios de Rentas venían a su nombre. Se incorporó a la Universidad en 1533. En 1780 fue agregado con todas sus rentas al de Los Ángeles[7].El edificio del Monte Olivete, que estaba cerca del Convento de San Esteban, fue ocupado en 1786 por el Colegio de la Magdalena, hasta que fue destruido en la Guerra de la Independencia[8].
Sus recursos económicos vienen de su carrera eclesiástica en Roma, durante los años 80 del siglo XV. El propio don Gonzalo se encarga de recordarlo en un pasaje de su testamento de 1528.
La mayor parte de los edificios de las Casas Colgadas que compra Gonzalo González de Cañamares a partir de 1481, fecha en que es nombrado canónigo de la catedral de Cuenca, habían pertenecido al licenciado en decretos[9] Gil Ramírez de Villaescusa, y se encontraban divididos entre sus herederos.
Su primera compra es el inmueble propiedad de Catalina Ramírez, esposa de Alonso el Romo de Santoyo[10], vecinos ambos de Garcinarro. La venta tiene lugar el 6 de abril de 1481, por un precio de treinta mil maravedíes.
El mismo día, en una actuación claramente coordinada, la madre de la anterior, llamada de la misma forma, y su esposo Juan de Nieva venden al bachiller otro inmueble colindante que poseen también por herencia del licenciado Gil Ramírez de Villaescusa, hermano de la propietaria, por la cantidad de veintiocho mil maravedíes.
Los edificios adquiridos por don Gonzalo con las dos grandes secciones de las Casas Colgadas que hemos llamado como la casa de la bajada a San Pablo y la Casa de los Escudos de Cañamares, la Casa de Cañamares[11].
En estas casas vive Gonzalo Gonzalez de Cañamares hasta su muerte en 1528[12]. Pasan a propiedad de sus herederos.
González de Cañamares vincula las Casas Colgadas con el patronazgo de la capilla de Santa María y Todos los Santos de la catedral[13] lo que fue un hecho muy favorable para su conservación pues fueron propiedad de los patronos de la capilla.
Don Gonzalo establece que el primer titular el patronazgo sea su hermano Pedro González[14]. Ambos eran hijos de Alfonso González y Elvira González de Cañamares.
Pedro Gonzalez de Cañamares está casado con Inés López. Tienen dos hijos llamados Gonzalo Bernardo de Cañamares[15] y Elvira González.
Elvira González de Cañamares casa con un importante personaje de la élite local, Juan Pérez de Teruel. Tienen doce hijos, varios de los cuales llegan a ostentar los patronazgos del bachiller y, como tales titulares, a poseer y habitar las Casas Colgadas. Son estos Juan Pérez de Teruel y Montemayor, Corona González y los canónigos Gonzalo-el tercero de este nombre en la familia Cañamares- y Alonso.
Una rama colateral de los Cañamares es la familia Chinchilla que toma el relevo en los patronazgos del canónigo Cañamares y en la ocupación de las Casas Colgadas como la residencia principal donde van a vivir sus miembros.
El doctor Juan Hernández de Chinchilla[16], regidor de Cuenca, hijo mayor de Diego Hernández de Chinchilla y Corona González Cañamares-Pérez de Teruel-, es el sucesor de los vínculos familiares tras la muerte de su madre a finales del siglo XVI[17].
Juan Hernández de Chinchilla muere en agosto de 1588 deja dos hijos menores de edad, Luis Antonio de Chinchilla Cañamares y Teruel y su hermana Catalina de Chinchilla.
El regidor Luis Antonio de Chinchilla Cañamares y Teruel es otro de los dueños y moradores de las Casas Colgadas. Sigue su hija Escolástica de Chinchilla y Cañamares, hija mayor y sucesora.
Doña Escolástica es la última patrona de la capilla de la catedral que vive en las Casas Colgadas. Casa con Francisco Girón de Zúñiga Robles, caballero nacido en Caravaca y alcalde de la Santa Hermandad de dicha población murciana, traslada su peripecia vital fuera de Cuenca.
Escolástica de Chinchilla y Cañamares muere antes del 28 de febrero de 1675, cuando su hijo mayor Manuel Girón de Zúñiga y Loaysa, vecino de Huéscar, Granada, pide y obtiene que se le reconozca como primogénito para ejercer su derecho a la posesión de los mayorazgos que su madre poseía en la ciudad de Cuenca.
Su hijo Marcos Girón Zúñiga y Cañizares consta como radicado en Cuenca y como morador de las Casas Colgadas.
El sucesor de Marcos Girón es su hijo primogénito Fernando Manuel Girón y Cañizares, vecino de Villaescusa de Haro y luego de Cuenca que habita en las Casas Colgadas en 1794.
Sus problemas económicos hacen que se acentúe el deterioro de los bienes de patronazgo a su cargo como expone en un escrito de 1805 al Visitador del obispado de los edificios religiosos.
Los problemas económicos de Fernando Manuel Girón se agudizan con su hijo y sucesor Joaquín Girón y Cañizares. En su testamento, redactado el 4 de junio de 1829, menciona que el rey le había concedido facultad para vender la mayor parte de los bienes que tenía en la ciudad de Cuenca "por los muchos apuros que contraje en la Guerra de la Independencia, por los saqueos que sufrí, y pérdidas que tuve"[18].
Las décadas siguientes aumentan el declive físico de los edificios.
La descendencia de Joaquín Girón y Cañizares y su trayectoria como dueña de las Casas Colgadas apodemos consultar en la obra titulada Las Casas Colgadas y el Museo de Arte Abstracto Español. Pedro Miguel Ibáñez Martínez. Imprescindible para conocer este edificio mítico de la ciudad de Cuenca.
Los Girón, ya en el siglo XX, venden la Casa de los Escudos a Isidoro Carralero, que la vende a su vez al ayuntamiento en 1926.
Las Casas sufrieron una intensa restauración a partir de 1959 por el arquitecto municipal Francisco León Meler. El 5 de febrero de 1966 fueron inauguradas las Casas Colgadas, después de una gran obra de reforma[19].
[1] Las Casas Colgadas y el Museo de Arte Abstracto Español. Pedro Miguel Ibáñez Martínez, 2016. El Museo y su Edificio. Apunte histórico sobre las casas colgadas. Fundación Juan March.
[2] El 20 de diciembre de 1465, el cabildo catedralicio de Cuenca nombraría como procurador al canónigo Gil Ramírez de Villaescusa para que, junto con el obispo Barrientos, intercediese ante el marqués- de Villena- para que éste en adelante no consintiera que en sus villas los oficiales y alcaides embargasen las rentas eclesiásticas, y para que también mandara devolver todas las rentas arrebatadas. Las relaciones Iglesia-Nobleza en el obispado de Cuenca durante la Baja Edad Media. Jorge Díaz Ibáñez, 1997. En 1465, hasta el 19 de diciembre, el obispo Barrientos se encontraba prisionero del marqués de Villena. El obispo Barrientos fue hecho prisionero cerca de Uclés por algunos hombres del marqués de Villena, siendo después llevado el prelado a la villa de Uclés. El 4 de abril el concejo conquense escribirá al rey informándole de lo sucedido y pidiéndole que hiciera todo lo posible para la liberación del obispo.
[3] En la Plaza de Santa María la catedral de Cuenca era titular de la propiedad de unas casas en que vivía el canónigo Lorenzana- Alonso Rodríguez de Lorenzana-. En 1495 vivía el bachiller Cañamares, canónigo, dueño de las llamadas ahora Casa Colgadas, y paga por ellas un censo anual de 1.155 maravedíes. Don Gonzalo Cañamares, había promovido obras en estas casas de su propiedad que estaban cerca del postigo de San Pablo. Las traspasa a su sobrino el segundo canónigo homónimo, y en 1528 vivía en ellas la madre de este último, Inés López. A.D.C., Fondo Girón, leg. 8, exp. 13., Y en 1515 en Villalba de la Sierra Gonzalo González de Cañamares, canónigo, pagaba 45 maravedíes por el uso de una heredad del cabildo. Este importe era destinado al Arca de la Limosna para tender a pobres, enfermos y necesitados.
[4] González de Cañamares, Gonzalo. Canónigo de la catedral de Cuenca, fundador del colegio Monte Olivete en Salamanca, benefactor. La familia Cañamares, oriunda quizás de esta localidad serrana en el mismo obispado, pertenecía a lo más escogido del grupo social judeoconverso de la ciudad donde debió de nacer Gonzalo a mediados del siglo XV. Cabe suponer que adquiriese en Salamanca el grado de bachiller, probablemente en Decretos, con que se titulaba. Residió después en Roma, con toda probabilidad a la sombra de Rafael Riario, cardenal de San Jorge y obispo absentista de Cuenca (1493-1517). En torno a 1479 obtuvo una canonjía en la catedral conquense, prebenda que se fue transmitiendo por vía de resignación entre parientes próximos de la familia hasta bien avanzado el siglo XVI. En la catedral había intentado la fundación de una capilla funeraria en el viejo claustro el año 1485 y a fines de 1486 estableció el conjunto de bienes dotales del patronato de ella. Al cabo, en 1490, optó por alzarla en la girola, todavía en construcción entonces, aunque la obra y aderezo del recinto debió de prolongarse, con algunas quejas de parte del Cabildo por la lentitud, hasta veinte años más tarde. En 1508 fundó de su peculio en Salamanca un colegio para instrucción de clérigos, con la misma dedicación de la capilla fundada, conocido después vulgarmente como de Monte Olivete. El 9 de marzo de 1528 Cañamares otorgó su testamento. Fallecería el 14 y a la catedral, para ser en ella enterrado el mismo día, “le traxeron los señores deán y cabildo muy honradamente”. Biografía publicada por la Real Academia de la Historia. Miguel Jiménez Monteserín. Tres empresas arquitectónicas del bachiller Gonzalo González de Cañamares. Pedro Miguel Ibáñez Martínez, 2012. Boletín de la Real Academia Conquense de las Artes y Letras.
[5] También llamado Colegio de Monte Olivete. Fundado en 1514, por Juan Pedro Santoyo, clérigo de Palencia, cuyo primer rector fue el bachiller Gonzalo de Cañamares, canónigo de Cuenca. En 1780 se fundió con los colegios de Cañizares, San Millan y Santa María de los Ángeles, tomando el nombre de este último y trasladándose al edificio del de San Millán. El edificio del Monte Olivete, que estaba cerca del Convento de San Esteban, fue ocupado en 1786 por el Colegio de la Magdalena, hasta que fue destruido en la Guerra de la Independencia.
[6] Muñoz y Soliva, Trifón. Noticias de todos los Ilustrísimos señores obispos que han regido la diócesis de Cuenca. Cuenca, 1860. Tambien podemos leer en esta obra que gracias a Cañamares llega a obispo Miguel Muñoz Guijarro al que descubre en Poyatos como a un niño de gran ingenio y vivacidad que estudia en el colegio de Monte Olivete. Tambien en Miguel Muñoz. Un obispo de origen serrano.
[7] Memoria Histórica de la Universidad de Salamanca. Alejandro Vidal y Diaz, 1869. Enrique Arias Rojo
[8] Sobre la provisión de becas y sus aspirantes en 1941. Una del Colegio de Santa Maria y Todos los Santos, los, que disfruten beca de este Colegio podrá n seguir cualquiera de las carreras que se cursen en la Universidad de Salamanca, y antes de ella los estudios de segunda enseñanza. Las condiciones especiales de los becarios serán: las de ser solteros, pobres y dé buena conducta, teniendo derecho de preferencia los parientes del fundador D. Gonzalo González de Cañamares, Canónigo que fué de la Catedral de Cuenca, y después s de ellos, en igualdad de las demás s circunstancias, el aspirante que pruebe mayores conocimientos de Gramática Latina. En la provisión de becas de este colegio habrá n de guardarse, además, los tres turnos siguientes: 1º Para los naturales de la ciudad de Cuenca y pueblos de sus inmediaciones. 2. ° Para los naturales de los pueblos de Alarcón y Torralba, en la provincia aludida, alternativa' mente; y 3. ° Para los naturales del pueblo de Loranca de Tajuña, en la provincia de Guadalajara y los de Torrelaguna, en la de Madrid, también alternando. Correspondiendo la que hoy se anuncia al primer turno, ó sea para los naturales Cuenca y pueblos de sus alrededores. Diario de León.
[9] El bachiller en derecho debía acreditar también sus estudios en gramática y haber cursado seis años, o la mayor parte de ellos, estudios de derecho civil o canónico; de esos seis años, el canonista tenía que haber dedicado dos al menos a Decretos. En derecho civil! se enseñaban los fragmentemos de las Pandectas, llamados Digestum Vetus, el Código de Justiniano, las Novellae y las Institutiones, formando todos ellos un corpus. El Infortiatum y el Digestum Novus venían a completarlos y eran objeto de los cursos extraordinarios, dados generalmente por bachilleres en las horas lectivas de la tarde. El derecho canónico-se basaba fundamentalmente en el Decreto de Graciano y en el Liber extra y las Decretales de Gregorio IX, compiladas por san Raimundo de Peñafort y enviadas oficialmente a todas las universidades 11" los cursos de decretos eran impartidos en principio por maestros y los de decretales por bachilleres canonistas, sin que se invirtieran generalmente los términos. A estos textos básicos se añadían algunas colecciones, como las del concilio IV de Letrán y las decretales de Inocencio IV y Gregorio X. Las universidades españolas durante la Edad Media. C. Vasoli, 1969.
[10] Los Santoyo los encontramos en la provincia de Cuenca como escribanos, en Palomares relacionados familiarmente con los Alarcón, señores de Palomares, y en Huete igualmente relacionados familiarmente con los Torres, Amorgas y Paradas.
[11] En estas casas nunca se alojo un rey.-mal llamadas entonces Casas del Rey- y nunca fueron sede del ayuntamiento de la ciudad de Cuenca.
[12] En la Plaza de Santa María la catedral de Cuenca era titular en de la propiedad de unas casas en que vivía el canónigo Lorenzana- Alonso Rodríguez de Lorenzana-. En 1495 vivía el bachiller Cañamares, canónigo, dueño de las llamadas ahora Casa Colgadas, y paga por ellas un censo anual de 1.155 maravedíes. Don Gonzalo Cañamares, había promovido obras en estas casas de su propiedad que estaban cerca del postigo de San Pablo. Las traspasa a su sobrino el segundo canónigo homónimo, y en 1528 vivía en ellas la madre de este último, Inés López. A.D.C., Fondo Girón, leg. 8, exp. 13.
[13] La capilla del Socorro de la Catedral de Cuenca o de Santa María y Todos los santos, fue fundada por el canónigo Gonzalo González de Cañamares en 1486. Su altar mayor hasta ahora estaba presidido por el retablo de la Virgen del Socorro del s. XVIII, sin embargo, tras la restauración del retablo de Santa María y Todos los Santos en 2018, éste ha venido a ocupar ahora el lugar central que sin duda le correspondió desde la fundación de la capilla. El retablo de Santa María y Todos los Santos es un retablo gótico flamenco del siglo XV cuya autoría es desconocida. Lo componen 16 tallas de madera policromada que se agrupan de dos en dos en sus correspondientes hornacinas y que encuadran la figura central de la Virgen María coronada con el Niño en sus brazos. En la parte superior de la cancela de la puerta de entrada de la Capilla se encuentra el escudo de la familia Girón, poseedora del actual patronato de la Capilla. Guarda esta Capilla en su interior tres retablos: el Mayor, en el testero de la Capilla, presidido por la imagen de Nuestra Señora del Socorro; adosado al muro izquierdo el dedicado a San Antonio de Padua; y sobre el muro lateral derecho el retablo de Santa María y Todos los Santos. El Retablo de San Antonio de Padua, realizado en el año 1770 es atribuido a José Martín de la Aldehuela. El tercero y el más importante artísticamente hablando de los retablos es el Retablo de Santa María y de Todos los Santos, que aunque se encuentra en el lateral derecho de la Capilla, fue desplazado de su ubicación primitiva del lugar principal. Este retablo de talla gótica fue realizado a finales del siglo XV y consta de ocho hornacinas de similar proporción donde se encuentran un total de dieciséis tallas de madera policromada, colocadas de dos en dos en cada nicho, más otra hornacina central de mayor tamaño en la que se representa a la Virgen coronada con el Niño en brazos. El Arte en Cuenca. La Catedral.
[14] Después de Pedro lo será su hijo mayor casado, y de ahí en adelante los descendientes de su hermano por línea masculina. Si concluyera la línea masculina, sucederá la hija mayor casada del último patrono, y tras ella su propio hijo mayor casado. Desde luego, deberá pertenecer siempre a legos y ser indivisible. Pero don Gonzalo cambia de criterio despues de la fundación de su capilla en 1468 y en su testamento de 1528 da preferencia a los religiosos sobre los legos, contradiciendo lo escrito en las clausulas fundacionales de la capilla. Esto dará lugar a disputas judiciales sobre el patronazgo de la capilla y sobre los bienes de los que disfruta dicho patronazgo.
[15] Este Gonzalo es el canónigo Gonzalo González de Cañamares que al consagrarse a la religión se hace llamar como su tío.
[16] En 1495 sabemos que en la Calle de Santibáñez, cerca de la Plaza de Santo Domingo y de la Plaza del Salvador, por unas casas Juan Fernández-Hernández- de Chinchilla, pagaba 400 maravedíes de censo anual a su propietario que era el cabildo de la catedral de Cuenca. Un poco más abajo era Pedro de Chinchilla el que pagaba 450 maravedíes anuales al cabildo por las casas que eran de su propiedad. En la Plazuela de Santo Domingo por unas casas Juan Ferrández de Chinchilla pagaba 120 maravedíes anuales al Cabildo. Era vecino de Juan Rodríguez de Alcocer que por las suyas pagaba 25 maravedíes. En esta Plazuela por unas casas Diego de Alcocer pagaba de censo anual 200 maravedíes. Tambien en esta Plazuela por unas casas la mujer de Diego Chirino pagaba 160 maravedíes. Diego de Alcocer por unas casas 200 maravedíes. Y el regidor Alonso Alvarez, segundo señor de Cervera satisfacía al Cabildo por unas casas 90 maravedíes al año. Los señores de Cervera tenían las casas principales de su mayorazgo junto a la Plaza del Salvador. Por una huerta y un pedazo de otra huerta a orillas del río Júcar Juan Fernández de Chinchilla satisfacía al cabildo de la Catedral anualmente 36 maravedíes y por otra Huete en el mismo sitio 80 maravedíes. También el escribano Juan de Chinchilla explotaba junto al Júcar una huerta por la que pagaba al año 40 maravedíes anualmente. En Valdeganga de Cuenca por una casa y heredad Juan Ferrández de Chinchilla, regidor, pagaba anualmente 932 maravedíes. Real Academia Conquense de Artes y letras. En torno a la historia medieval de Cuenca. Algunas reflexiones sobre economía, política y sociedad, entre los siglos XII y XV, 2014. En torno a la historia medieval de Cuenca. Algunas reflexiones sobre economía, política y sociedad, entre los siglos XII y XV, 2014. Jorge Diaz Ibáñez. Libro de censos que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Cuenca. propiedades urbanas y rurales que el cabildo tenía entregadas a censo en el año 1495, siendo mayordomo el racionero Juan del Pozo.
[17] Noticias genealógicas sobre familias judeoconversas de Cuenca, España: los Teruel-Montemayor. Rafael M. Girón Pascual. Conversos de Cuenca. Paloma Torrijos Medina,
[18] Archivo Diocesano de Cuenca. Fondo Girón. Legajo 8, Expediente 228.
[19]El Cincuentenario de las reformadas Casas Colgadas, 2016. José Vicente Ávila Martínez
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