El Mayorazgo de los marqueses de Moya
Fundaciones de conventos o monasterios, como el de Dominicos de Carboneras de Guadazaón, Trinitarios de Tejeda, Franciscanas Concepcionistas y Franciscanos de Moya por los primeros marqueses de Moya, Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla.
Archivo Histórico Provincial de Cuenca. Documentación sobre nobleza. Mª de la Almudena Serrano Mota Directora del AHP de Cuenca José Mª de Francisco Olmos Decano de la Facultad de Ciencias de la Documentación. UCM, 2015
Se instituyó por autorización de los Reyes Católicos a Andrés de Cabrera y Beatriz Hernández de Bobadilla, según Carta de privilegio otorgada en Tortosa, el 2 de marzo de 1496, que confirmaron Carlos I y su madre, Doña Juana, así como posteriormente Felipe II.
Documento conservado con el resto de la valiosísima documentación del Archivo del convento de Dominicos de Carboneras de Guadazaón, fundación de los primeros marqueses de Moya, Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla. Como las cláusulas testamentarias del segundo marqués de Moya, Juan Fernández de Cabrera y Bobadilla, que otorgó testamento en 1533. Tambien en el Archivo Histórico Nacional, Nobleza. Ducado de Frías.
Los primeros marqueses de Moya vincularon el señorío de Chinchón, junto con los oficios perpetuos de alcaide y guarda mayor de los Reales Alcázares de Segovia y tesorero de su casa de moneda, en un mayorazgo que fundaron en cabeza de Fernando de Cabrera y Bobadilla, su segundo hijo varón, que en 1520 fue creado primer conde de Chinchón.
Recordemos que Enrique IV entregó la villa de Moya a Andrés de Cabrera en 1463, aunque la resistencia de los habitantes impidió que pudiera tomar posesión de la misma hasta 1475, cuando la Reina Isabel confirmó la donación, elevando a su buen vasallo a marqués de Moya en 1480.
El convento de Dominicos de Carboneras de Guadazaón es fundación de los primeros marqueses de Moya. Convento de la Santa Cruz.
Los marqueses, en el año 1506, donan al convento el término y heredamiento de Aliaga, cerca de Carboneras de Guadazaón, con todos sus términos, dehesas, prados, pastos, abrevaderos, ejidos, aguas corrientes y estantes… Ceden el señorío y propiedad del heredamiento, reservando para ellos y sus sucesores el uso y facultad del cerro donde está edificada la fortaleza de Aliaga.
La marquesa de Villena y tercera marquesa de Moya, Luisa de Cabrera y Bobadilla, casada con Diego López Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, manda que se traigan los cuerpos de sus padres a este monasterio de Santa Cruz, en 1556 y una Comisión, en el año 1599, se ocupa del cumplimiento de la cláusula testamentaria para traer al convento los cuerpos de los segundos marqueses de Moya, Juan Fernández de Cabrera y Bobadilla y Ana de Mendoza, hija del primer duque del Infantado, su mujer, y cómo se trajeron los cuerpos de los segundos marqueses de Moya y su traslado.
Juan Fernández de Cabrera y Bobadilla, segundo marques e Moya
Hijo de Andrés de Cabrera (mayordomo, consejero y tesorero del rey Enrique IV de Castilla y luego de la reina Isabel I, que fue uno de las personas más influyentes del reinado de los Reyes Católicos) y de Beatriz de Bobadilla, consejera y persona muy próxima a la reina Isabel. Estos dividieron su casa en dos mayorazgos; el hijo mayor, Juan, heredó el marquesado de Moya y el segundo hijo, Fernando, heredó el condado de Chinchón. Gonzalo Fernández de Oviedo (Batallas y Quincuagenas, manuscrito 359 de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca) indica: "Muy bien conosçí yo a don Johan de Cabrera, segundo Marqués de Moya e buena persona fue e muy suelto seyendo mançebo" (fol. 579). Al preguntarle el interlocutor del diálogo qué quiere decir, explica: "dançaba e baylaua bien e con mucha lijereza e soltura". Explica que después de que heredó se hizo más reposado y que era muy buena persona, muy religioso y de gentil conversación. El cronista dice que se casó con Ana de Mendoza, hija del primer duque del Infantado don Diego Hurtado de Mendoza (dama de la reina Isabel) "la qual fue un poco visoja, o turna [turnia, bizca] de un ojo, e no estaua mal, pues que con todo eso fue una de las gentiles damas que ovo en Castilla en su tiempo. Esta dama murió pronto, dejando solo una hija, Luisa Cabrera de Bobadilla, a quien su padre casó con el conde de San Esteban de Gormaz, que sería el III marqués de Villena, Diego-López Pacheco y Enríquez. Por temor a que su padre volviera a casarse y peligrara la herencia del marquesado de Moya, el viejo Marqués de Villena exigió que Juan de Cabrera "se hiziese de Orden e fuese profeso", así que accedió y murió poco después. Parece deducirse del manuscrito de Batallas y Quincuagenas que eligió para profesar la Orden Tercera Franciscana.
Gonzalo Fernández de Oviedo comenta que algunos nobles criticaron la decisión de Juan de Cabrera de casar a su hija con Diego López-Pacheco con el heredero del Marqués de Villena, pues aunque era un muy buen matrimonio (de hecho reconoce que es “uno de los señores que más renta tiene en Castilla”) podría haber optado por casar a su hija con su primo, Pedro Fernández de Cabrera y Bobadilla, II conde de Chinchón, y así se habrían vuelto a unir las casas de sus abuelos, los primeros marqueses de Moya. Pero señala que las relaciones entre Juan Cabrera y su cuñada, Teresa de la Cueva, viuda desde 1522 de su hermano Fernando, no eran buenas.
Respecto al carácter de don Juan, Fernández de Oviedo dice de él que era: de muy gentil espíritu e biuo entendimiento, sabio e callado, e quando hablaua era poco e sentençioso".
Padre
Andrés de Cabrera, marqués de Moya (1430-1511)
Madre
Beatriz Fernández de Bobadilla (1440-1511)
Consortes e hijos
Ana de Mendoza
Hija. María Luisa Cabrera Bobadilla y Mendoza, III marquesa de Moya († 1556). Casada el 11 de marzo de 1525 con Diego López-Pacheco Enríquez de Quiñones, conde de San Esteban de Gormaz y luego III marqués de Villena, III duque de Escalona, III conde de Xiquena.
Los marqueses de Moya también fundaron el convento de Trinitarios calzados de Tejeda, en Garaballa. Ahora un Hotel.
https://www.monasteriodetejeda.com/origenes.html
“Cuenta las crónicas que el 14 de agosto de 1205 en un día de sofocante e intenso calor, las brisas de Levante refrescaron y dieron paso al atardecer lento y pausado. En las riberas de fresca hierba que bañaban el río Ojos de Moya, no lejos de Garaballa se hallaba un pastor de nombre Juan que se dispuso a dar gracias al Altísimo por haber transcurrido la jornada sin tropiezos ni desdichas cuando de repente todo el valle se iluminó de una potente luz, en el centro de de la frondosidad de uno de los tejos que allí crecían se apareció una Señora que con su tierno infante en el regazo le dijo entre otras cosas que los monjes que llevaban una cruz blanca y roja (Trinitarios) le construyeran en ese lugar un templo para adorarla…”
El complejo de Nuestra Señora de la Tejeda consta de un edificio conventual y de la iglesia. El primero de ellos está compuesto por dos claustros. El primero, donde se ubica la entrada, se compone de dos alturas con arcos de medio punto. El segundo se localiza en el lado sur, junto a las dependencias. Es de estilo barroco, con su planta cuadrada decorada con cuatro arcos y cubierta con bóveda de lunetos. La iglesia se ubica entre los citados claustros.
La imagen de la Virgen de Tejeda fue encontrada por un pastor en un tejo (1205), de ahí su nombre, aunque a día de hoy se tienen dudas entre este lugar y una cueva cercana. Con la llegada de los Trinitarios Calzados se construyó la iglesia y el convento cerca del lugar donde se halló, junto al río Ojos de Moya.
El edificio actual cuenta con dos claustros, uno abierto del S.XVII y otro barroco, cerrado, de dos plantas y con un patio central, donde podrá perderse y disfrutar de sus interminables pasillos y muros antiquísimos. Un lugar ideal donde meditar y leer disfrutando del silencio solamente interrumpido un par de veces al día por el sonido de las campanas de la iglesia de Nuestra Señora de Tejeda.
Una riada del río Ojos de Moya arrasó el complejo en el año 1516, salvándose afortunadamente la talla. Por esta razón en 1517 la Comunidad de Tejeda compró unos terrenos que formarán el solar del actual monasterio, pero en su actual localización. A finales de siglo se terminó el convento, pero las obras del santuario continuaron más de doscientos años.
Grandes momentos de esplendor ha vivido el lugar, comenzando su cuesta abajo en el siglo XIX con la Desamortización de Mendizábal. En 1927 un incendio provoca la destrucción de la imagen, a excepción de su cabeza. Marco Pérez fue el encargado de realizar la nueva talla. Siguieron los momentos complicados en la Guerra Civil, tiempo en el que fue saqueado el santuario, aunque la imagen pudo ser puesta a salvo de nuevo.
Luisa de Cabrera y Bobadilla, dejó mandado en su último testamento que se comprase y señalase una renta anual de 32.000 maravedíes y se diese a este convento de Tejeda para que la lámpara de plata que había dado al convento ardiese de día y de noche, delante del Santísimo Sacramento de Nuestra Señora de Tejeda, y así se comprase el aceite necesario con los 32.000 maravedíes que dejaba de renta anual.
Viendo la comunidad que el marqués de Moya, Francisco Pacheco de Cabrera y Bobadilla, hijo y heredero de doña Luisa y, también, marqués de Villena y duque de Escalona desde 1556, no cumplía la manda y disposición testamentaria hecha por su madre, se presentó un pedimento en el Consejo Real de Castilla, y éste, por su provisión y auto, mandó al marqués cumpliese lo dispuesto y mandado por su madre, en 1565, noticiándosele en persona, que respondió que estaba pronto a cumplirlo, de manera que en el año 1572 se pusieron capitales en Moya para el cumplimiento de esta memoria99 .
Cláusulas del testamento del segundo marqués, Juan Fernández Cabrera y Bobadilla, como las de la tercera marquesa, Luisa de Cabrera, hecho en 1533
El convento de Franciscanas Concepcionistas de Moya también es fundación de doña Luisa, tercera marquesa de Moya.
http://palomatorrijos.blogspot.com/search/label/Moya
Testamento de María Francisca Pacheco de la Cueva Cabrera y Bobadilla, con las cláusulas referentes al enterramiento y rentas que deja a los monasterios, entre ellos, el de Franciscanas de Moya, en el año 1780.
Entre el año 1839 y 1842, y sucedida la desamortización de bienes eclesiásticos, se entabló un expediente a instancia de doña María Manuela Kirkpatrick y Grevigné, condesa viuda de Montijo y Miranda del Castañar, y marquesa viuda de Moya sobre pleito pendiente acerca de la devolución de los bienes, rentas y alhajas de las monjas de Moya, trasladadas al convento de Villanueva de la Jara, por haber sido primitiva donación de la Casa, de los patronos. Además, en ese expediente se aporta un dato muy importante sobre el destino final del Archivo del convento, que es como sigue: «Todos los documentos fueron quemados por los franceses en la Guerra de la Independencia. Las pocas escrituras que quedaron se entregaron a Zacarías Jiménez, vecino de Moya»
Contra Manuel Ruescas sobre corta de pinos, entre 1864 y 1866, siendo parte actora la por entonces marquesa de Moya, Eugenia de Montijo, emperatriz de los franceses.
Escritura notarial de redención de censo sobre el rédito anual que la emperatriz de los franceses, condesa de Teba, como marquesa de Moya, pagaba al Hospital de Santa Cruz, de niños expósitos de Toledo.
Eugenia de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick o María Eugenia de Guzmán y Portocarrero, más conocida como Eugenia de Montijo (Granada, 5 de mayo de 1826-Madrid, 11 de julio de 1920), fue una aristócrata española y emperatriz consorte de los franceses como esposa de Napoleón III. Fue XII condesa de Baños y XIX condesa de Teba.
María Francisca Pacheco de la Cueva Cabrera y Bobadilla era hermana de Felipe López Pacheco y de la Cueva, XII duque de Escalona, marqués de Moya, último varón de la familia Pacheco Cabrera, a cuya muerte (1798) el marquesado de Moya pasó por línea femenina a los duques de Peñaranda y condes de Miranda (a través de Juana Pacheco de Cabrera, hija de la III marquesa de Moya, que casó con Pedro de Zúñiga Avellaneda y Bazán, conde de Miranda y marqués de la Bañeza, para poco después recaer en los condes de Montijo.
Informe Legal y memorial ajustado del pleito entre Felipe López Pacheco, Marqués de Bedmar, y Manuel Pacheco Téllez Girón como marido de la marquesa de Villena, sobre sucesión en los mayorazgos de Belmonte (Cuenca), Villena (Alicante), Escalona (Toledo), San Esteban de Gormaz (Soria) y sus agregados. Osuna. Caja 2466. Documento 1 y 2.
Memoria testamentaria de Felipe Lopez Pacheco, marqués de Villena. Archivo: Archivo Histórico de la Nobleza.1799.
Sobre Felipe López Pacheco hay 39 documentos en el Archivo de la Nobleza.
María Francisca Pacheco de la Cueva Cabrera y Bobadilla estuvo casada con Rafael Santos de Zúñiga y Girón, marqués de la Bañeza, hijo del IX duque de Peñaranda, con quien no tuvo sucesión. Viuda desde 1839 de Cipriano Portocarrero y Palafox, conde de Montijo, conde de Miranda del Castañar, marqués de Moya, etc., y madre de Francisca de Sales Portocarrero y Kirkpatrick, condesa de Montijo, que casará con el duque de Alba en 1844; y de María Eugenia de Guzmán y Portocarrero, condesa de Teba y marquesa de Moya, que casará en 1853 con Napoleón III, emperador de los franceses, tradicionalmente conocida como Eugenia de Montijo, por el título nobiliario de su padre, del que sin embargo ella nunca fue titular.
13-enero-1762 † Don Rafael López de Zúñiga Girón Ayala, Marqués de La Bañeza, Gentilhombre de Cámara de S. M., natural de Madrid, casado con doña María Francisca Pacheco de la Cueva. Padres, don Antonio López de Zúñiga y Ayala, Conde de Miranda, Duque de Peñaranda, y la difunta doña María Teresa Girón Toledo y Portugal. Hermano, don Pedro de Alcántara López de Zúñiga, Coronel del regimiento de Infantería de Saboya. Cuñado, don Felipe Pacheco, Marqués de Bedmar. P. 8 ante Lorenzo de Terreros. ł en la iglesia parroquial de San Martín. (San Martín, 20-273 v.).
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