Vilnius. Antakalnis cementerio, o Antakalnis Military Cemetery


 Creado en 1809 en el Barrio de Antakalnis





















Las víctimas de los ataques de las fuerzas soviéticas del Ejército durante los acontecimientos de enero de 1991 y la masacre Medininkai están enterrados aquí. 


Otros incluyen las tumbas de los soldados polacos murieron en 1919-1920, un memorial de Lituania, así como los soldados alemanes y rusos caídos en la Primera Guerra Mundial y soldados del Ejército Rojo de la Segunda Guerra Mundial (construido en 1951, reconstruido 1976-1984). 

En 2003, más de 3.000 soldados franceses y otros de la Grande Armée de Napoleón I que tomó parte en la invasión de 1812 de Rusia fueron enterrados en el cementerio después de que sus cuerpos se excavaron unos dos años antes de trincheras cavadas francesa que fueron utilizados por el victorioso rusos como masa debido al estado de congelación del suelo tumbas, francés y diplomáticos lituanos participaron en la ceremonia de internamiento. 

Los restos de 18 soldados del ejército más que fueron arrojados en un área diferente fueron enterrados de nuevo en noviembre de 2010.

El cementerio de los Saules es otro cementerio en Antakalnis refiere a veces como Antakalnis Cemetery. Es el antiguo cementerio de la parroquia de St. Peter y St. Paul Church, fundada en 1830 y es el lugar de descanso de muchos nobles polacos y lituanos así como de artistas y demás personas famosas.

Existe también un monumento semicircular que honra a los 14 civiles asesinados mientras defendían la torre de televisión y el Parlamento en 1991.

La Revolución Cantada es un término para referirse a los sucesos ocurridos entre 1987 y 1991 que concluyeron con la reinstauración de la independencia de los estados bálticos: Estonia, Letonia y Lituania. Las tres repúblicas fueron anexionadas por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, primero en virtud del pacto «Ribbentrop-Mólotov» (1940) y más tarde con la ocupación de esos territorios en 1944 tras la invasión alemana de la Unión Soviética.

El término fue acuñado por el activista estonio Heinz Valk, quien lo utilizó en un artículo sobre las manifestaciones de junio de 1988 en el Auditorio de la Canción de Tallin (Lauluväljak), donde se cantaban canciones patrióticas estonias para reivindicar la independencia del país

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, los países bálticos —Estonia, Letonia y Lituania— habían sido ocupados en tres ocasiones: en 1940 por la Unión Soviética, en virtud del protocolo secreto «Ribbentrop-Mólotov». En 1941 por el ejército de la Alemania nazi, y en 1944 de nuevo por los soviéticos tras la ofensiva del Báltico. Aunque las tres repúblicas bálticas eran estados independientes desde finales de la década de 1910, la URSS consideró la anexión de iure de dichos territorios como una «liberación» de las tropas del Eje. La mayoría de gobiernos occidentales, encabezados por Estados Unidos y Reino Unido, se negaron a darle reconocimiento internacional. Con el paso del tiempo, el gobierno soviético propició la migración de rusos a esos territorios.

Durante la segunda mitad de los años 1980, la URSS dio comienzo a un proceso de apertura política (glásnost) y reestructuración económica (perestroika) liderado por Mijaíl Gorbachov. Las reformas pretendían la reorganización del sistema socialista para poder conservarlo, pero coincidieron con una grave crisis económica y una serie de revoluciones en el bloque del Este que dejaron a los soviéticos sin aliados y al borde de la desintegración federal. Igual que otras repúblicas socialistas, las repúblicas bálticas aprovecharon la situación para reclamar su independencia de la URSS.

Aunque cada país siguió su propio camino, los hechos ocurridos tuvieron una serie de denominadores comunes que propiciaron el término «Revolución Cantada» para referirse específicamente a ellos.

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